Las justinas.

Créditos de la imagen: NO SE

PERO NO LA HICE YO, solo me la encontré por ahí y me gusto.

He descubierto que a veces soy una Justina, que mis amigas son Justinas, que desconocidas en la calle son Justinas, mi mamá, mis hermanas, mi abuela, mis sobrinas, TODAS JUSTINAS! En caso de no haber leído este ejemplar del marques de Sade, doy una breve introducción a los libros Justina y Julieta son un par de hermanas, así como un par de libros del mismo autor, ambas tan diferentes como complicadas, Justina, es una mujer “Virtuosa” cree ciegamente en dios y jamás, ni por un segundo deja de ser una mujer de fe hecha y deracha, mientras Julieta es una desgraciada que se entrega a cuanto placer carnal se le atraviese, digo desgraciada porque a eso se dedica, a realizar desgracias, de hecho ya había escrito sobre ella en este blog. Justina es una muchacha que se quedo huérfana a muy temprana edad, no voy a detallar su horrible destino durante 10 años, solo puedo decir que es así, HORRIBLE, cada vez que tiene el momenpo de escapar, llega con alguian que según ella cambiara su suerte, le cuenta su historia y zas! Le va peor, es aquí donde reafirmo mi punto, TODAS SOMOS JUSTINA EN ALGÚN PUNTO, repartimos nuestras tristezas, los monstros que nos asechan pero sin aprender nada, tenemos el corazón roto, hacemos un cuadro de él y tal cual artista lo exponemos en cada galería que nos abra sus puertas, lo peor, es que lo exponemos gratis, no obtenemos ganancia alguna de que las personas puedan apreciar perfectamente nuestro roto corazón, lo hacemos una y otra vez, todo esto SIN APRENDER NADA! Lo que molesta no es la exposición de este, es la falta de capacidad para saber diferenciar en la vida las situaciones en las que nos encontramos, sin van por el mismo camino de una mala experiencia, se trata de abandonarlas, huir, pero no, nos atrevemos a pensar que esta vez será diferente y no, no lo es. Siempre nos han enseñado a portarnos bien, a ser buenas personas a respetar al prójimo y esas cosas, por ejemplo, siempre que puedo ofrezco mi asiento del transporte publico a una mujer mayor, embarazada, que trae un niño, lo peor, es que soy regularmente la única que lo hace, a las demás parece no importarles, me voy el resto del trayecto parada y las mujeres sentadas con la misma cara de indiferencia que tenían antes de mi acto de cortesía, sin embargo cuando mas cansada voy de regreso a casa me topo con un camión lleno, caras descorteces y olores no agradables, que suerte la mía no? Esta es una seña que debería de dejar de ceder mi asiento? No lo creo, sigo en mi teoría de que si hacemos un buen acto totalmente desinteresado al día, podemos cambiar a este mundo y un buen acto sería tratar de dejarnos de sentir miserables todos los días, aprender que si ya nos pasó una vez, tal vez la siguiente digamos: “NI MADRES, ASÍ ME PASÓ LA ULTIMA VEZ” y a lo lejos contemplar el buen raciocinio que aplicaste, esto me ha pasado y he sido realmente feliz, ya no ser “justinas” dejar de lamentarnos por nuestra vida con cualquier persona que nos topemos, armarnos de valor y enfrentar nuestra pesadumbres, cambiar las cosas que nos perturban y tratar de contenernos de repartir los desfortunios de nuestra vida, si lo guardamos y lo escribimos después, quien sabe, a lo mejor hasta se puede convertir en un best seller. Por mi parte, tratare de dejar de ser Justina, que la verdad siempre me estoy quejando de todo, con todos. Va a ser un reto, pero vale la pena intentarlo, cuando me pregunten, “como estas?” mi respuesta tiene que ser algo así como: “BIEN CHINGÓN, no podría estar mejor”. Here we go, ME DESPIDO POR QUE ME VOY A DORMIR Y VOY A DESCANSAR BIEN BIEN PERRO! Buenas noches hermoso mundo. No fue fácil, yo sé que hasta hipócrita sonó, pero no importa, ya no estoy dispuesta a justinear en la vida, así llamas a más caos.