miércoles, 26 de octubre de 2011

La bruja real.

Había una vez una bruja de pálida piel, sentimientos más amargos que el veneno y con demasiadas ganas de apoderarse del infinito. Le gustaba disfrazarse de una dulce doncella que recolectaba frutos en el campo, pero su maldad era tan fuerte que no podía ocultarlo por mucho tiempo, sentía la necesidad de asesinar, destruir y corromper para nivelar los dulces componentes de su disfraz, la gente, como cualquier buena bruja, le creía totalmente su pinta de persona febril, exceptuando aquellos que eran cercanos a ella, que podían ver cuándo y con qué facilidad se quitaba su disfraz, les era injusto ver como abogaba por la paz y la cordura sabiendo que ella no tenía escrúpulos, que le daba igual pisotear y desacreditar a los demás para brillar tal cual moneda de oro en el aire ante el sol, lo peor de esta cruel historia es que es real, a esta bruja la puedes encontrar en cualquier lugar, puede ser tu jefa, tal vez tu vecina o simplemente una conocida, para este tipo de brujas hay un remedio, decirles la verdad, tenerles en claro la poca cosa que son, que su disfraz se gasta y que con el tiempo ya nadie lo vera resplandecer con los mismos ojos que lo hacían antes. Cuídate bruja, cuídate porque te pueden desenmascarar.

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