viernes, 18 de noviembre de 2011

La servilleta


La estaba viendo de lejos, cabello negro, largo y lacio; ojos verdes, piel apiñonada, una falda debajo de las rodillas de esas que parecen de otra época, parecía un tonto hipnotizado por el vaivén de su cadera, porque la sabía lucir, tal cual modelo de pasarela, pero una pasarela de mujeres reales, no de las anoréxicas.. Una blusa holgada que ligeramente me dejaba apreciar su escote, poco pronunciado, si poco busto, pero con esa cadera podía soñar despierto. En ese momento no creía a la mujer, Hermosa, con clase y una delicadeza de la que ya no se ve en una mujer en estos días, La mujer perfecta! Quería hacerla mía, pero me daba miedo acercarme, después de todo tanta belleza se impone ante las ansias de un hombre que no se tiente tan atractivo para semejante princesa.
"YA SE!! pensé, le escribiré un poema. Tomé una servilleta de papel saque mi bolígrafo negro y comencé a escribir, algo corto y directo, que se de cuenta que me siento totalmente atraído por ella. Terminé de escribirlo y me acerque con pena y se lo entregue, volteo a verme con sus ojazos verdes y en su rostro se dibujo una ligera sonrisa, abrió la servilleta, comenzó a leer pero poco a poco se fue borrando la sonrisa, se transformo en algo extraño, como miedo, termino de leer me dio un cachetadon y me arrojó la servilleta en la cara, nervioso la caché y la guarde en mi bolsillo, mientras ella fue con uno de los meseros pidiéndole a gritos que me sacaran del lugar, porque según, yo era un depravado asesino, yo solo me quede viendo los hechos mientras el capitán de los meseros me entregaba a mis cosas y me pedía que lo acompañara a la puerta del lugar a la brevedad porque no quería que el escándalo se hiciera mas grande ante los ojos de los presentes comensales. "Creo que mi poema no funciono en lo absoluto" reflexioné en el sillón de mi casa, bueno, estaba tan "inspirado" escribiendo, que no recuerdo ni lo que decía la servilleta, que fue lo que pudo ofenderle tanto y llegar a decir que yo era un asesino?? ah, guarde la servilleta en mi bolsa.. Saco la servilleta del bolsillo de mi pantalón, leo mi escrito y me cuestiono a mi mismo... desde cuando me gustan tanto las herramientas de jardín y de construcción... que rayos me pasó? ahora entiendo a la dama, pero sin embargo me hubiera encantado que con estas palabras yo la hubiese conquistado... en fin... creo que las princesas prefieren la sutileza.

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